sábado, agosto 11, 2007

 

Contrastes

El 141 es un colectivo que casi siempre aparece lleno, pero por suerte donde me lo tomo yo llega casi vacío.
Entonces me senté, rumbo a la facultad. Traté de leer, pero había anochecido y apenas algunas luces del bondi funcionaban. En cuestión de minutos subió tanta gente en ese miércoles por la noche que lo poco que había de luz me lo tapaban las personas paradas.

Hasta ahora nada que ver con lo que iba a decir.

El punto es que se generó una situación de marcado contraste, muy visual, entre ciertas personas que tenía cerca. Sentadas, una casi arriba de la otra, en el asiento que estaba adelante mío, había dos chicas (y acá no quiero ser racista pero tengo que dar la idea de contraste visual) que bien podrían ser el estereotipo de hijas de inmigrantes del noa o de países limítrofes como Bolivia. Además eran bajas, rellenitas, problemas dentales, etc etc. Iban comiendo un chupetín y hablando a viva voz con sus compañeras que estaban distribuídas por todo el colectivo.
Casi en seguida suben dos chicas rubias rubias, altas, flacas, muy producidas, muy top de lo top. Y quedan paradas frente a las otras dos.
Ahora, en ese punto el contraste visual era evidente. Aunque uno trate no puede dejar de estereotipar en esas situaciones.

De una, una de las rubias miró a su amiga en forma cómplice y sonrieron en tono burlón escondido.
Luego, más allá de lo visual, empecé a notar que en esa situación ambos grupos empezaban a exagerar sus formas. Las chicas morochas empezaban a hablar peor, más fuerte, de cosas más íntimas. Casi como si dijeran, '¿querías una negra? ¡tomá!'. Y las otras cada vez hablaban con más decoro, hacían gestos gráciles y trataban de mantener la postura.

Todo esto no iba a pasar de lo mero anecdótico si no hubiese pasado lo siguiente:
Una de las morochas le pregunta a la otra: ¿qué hora es?
Su amiga saca el celular y se fija: '9 menos 20'
Luego de 1/2 minuto, una de las rubias saca su celular y se fija la hora.
Este gesto me pareció el más agresivo, aunque inconciente quizás, de todos.

Estas chicas no compartían en este mundo muchas cosas, pero lo que sí compartían obligadamente es el tiempo. La hora es igual para todos. Y también es un lugar fijo, a pesar de su movimiento constante, y que nos atrae inmediatamente a la realidad. A una supuesta verdad.
La chica rubia verificó la hora en su celular porque debe haber sentido que necesitaba verificar si el tiempo de la otra estaba bien. Quizás para sus prejuicios inmediatos algún error tenía que tener. Si son tan diferentes, quizás tienen otra hora. O peor, quizás como hacen tales cosas mal también tienen mal la hora. O en forma de clase social, quizás tiene una hora empobrecida.
El punto es que la hora de seguro era la misma y yo no puedo saber lo que pasó por la cabeza de la rubia pero me imagino que fue algo así como una superposición de planos.
Finalmente compartían el espacio y el tiempo.

Comentarios:
Es increíble como el mercado a veces nos hace parecer más a todos, incluso cuando las pretenciones de clases vayan en el sentido opuesto. De todas formas algunos siempre serán más iguales que otros... Ahí Orwell no falla!
Qué lindo tu blog Iony!! Beso!!
 
Wo-w.

Muy buena apreciación. Un abrazo.
 
Ya Kant planteaba en el siglo XVIII, en la crítica de la razón pura, y exponiendo el sistema ético basado en la razón práctica, que aunque estamos expuestos a la estética de las formas para percibir el mundo y decidir sobre cómo actuar en el, lo único que indiscutiblemente compartimos son las dimensiones de tiempo y espacio. Críticas aparte a la filosofía kanteana, tu observación (tan de registro, tan antropológica)de la situación me lo recordó y me pareció muy buena. Saludos
María
 
sera q el racismo siempre esta fuera de tiempo
así q tuvieron q verificar q todavía estaban en esta década y no en la segunda guerra mundial dirigiendo algún campo de concentracion
 
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