martes, diciembre 25, 2007
También peligra el Festival de Cine
Bueno, no lo había puesto antes porque no me había llegado ninguna confirmación y sólo rumores, pero ahora me llegó la carta de Fernando Martín Peña, el director del Festival Internacional de Cine, alertando sobre esta situación que se suma a las anteriormente comentadas.
Como antes, les dejo con la carta:
Estimado señor o señora,Quizá le sorprenda recibir la presente antes de ser designado por las autoridades electas, pero más me sorprende a mí no saber aún quién es usted. Admito que, como contratado de su ministerio, el enigma que rodea a su persona ha resultado ser un eficaz pasatiempo que nos mantiene entretenidos formulando pronósticos y traficando rumores. Pero al mismo tiempo, permítame confesarle que, como ciudadano, estoy asustadísimo. El tiempo dirá si su ausencia equivale a la ausencia de una política cultural, o si ésta existe y nadie se anima todavía a asumir la responsabilidad de llevarla a la práctica.
Debo decirle que desde noviembre 2004 soy el director artístico del Buenos Aires Festival Internacional de Cine Independiente (BAFICI), evento de su Ministerio que es considerado el más importante de su tipo en Latinoamérica. Le aclaro que puedo asegurar esto sin pecar de inmodesto porque esa valoración fue lograda y consolidada por las gestiones precedentes. Lo que hicimos luego fue mantenerla, pese a los cambios institucionales, a las sucesivas complicaciones logísticas, a la debilidad estructural de un evento que todavía no está protegido por ley alguna y a los vaivenes del apoyo del Instituto Nacional de Cine y Artes Audiovisuales.
Le cuento todo ésto porque el BAFICI es el motivo de la presente. Para llevarlo a cabo estoy contratado, como la mayor parte de mi equipo, hasta el mes de diciembre y, como el evento tiene lugar en abril, es evidente que su futuro es incierto. Hace unos meses tuvimos un par de conversaciones con el Sr. Ignacio Liprandi, que aparentemente representaba a las autoridades electas y nos ofreció continuar, pero dichas conversaciones fueron más informativas que concluyentes. Varios temas importantes quedaron pendientes y luego no volvimos a saber de él, por lo que nuestra impresión de incertidumbre se incrementó. Después nos llamaron de parte del señor Rodríguez Felder, que aparentemente representaba a las autoridades electas, y nuevamente nos ofrecieron continuar pero quien no continuó fue Rodríguez Felder.
El problema es que a esta altura del año se hace necesario tomar algunas decisiones básicas que dependen de su voluntad política, como por ejemplo si se hará el décimo BAFICI o no. Nosotros venimos trabajando desde mayo sobre la primera hipótesis, pero la decisión es suya, así como el presupuesto real que se le asignará y que quizá no tenga nada que ver con nuestras proyecciones, basadas en las cifras de las ediciones previas. Antes de que se entere por terceros, déjeme decirle que el BAFICI no proporciona rédito económico alguno, ya que el precio de la entrada no está en relación con el costo del evento. Si el BAFICI fuera económicamente rentable, hace años que sería un evento privado y de acceso mucho más restringido. Hemos trabajado con la convicción de que su principal rédito es cultural y reside en el hecho de acercar al público de la ciudad una muestra representativa de lo mucho que se produce durante el año y que los circuitos privados de nuestro país no quieren ni pueden contener. Seguramente el BAFICI no es suficiente para mejorar de manera definitiva la cultura audiovisual de una ciudad como la nuestra pero, hasta la fecha, es lo mejor que ha desarrollado su ministerio en la materia. Si le parece, otro día podemos charlar sobre la utilidad de que la ciudad tenga un circuito de salas propias, siempre y cuando Ud. no considere que, como ya nos han dicho otros allegados a las autoridades electas, "gastar más dinero en cultura sería obsceno".
Con todas estas consideraciones en cuenta y suponiendo que Ud. quiera seguir adelante con la décima edición del BAFICI (con o sin nuestra planificación) le espera a Ud. un problema aún más complejo porque implica a la burocracia administrativa de la ciudad: cómo disponer de los fondos necesarios en tiempo y forma para preproducir semejante evento, dado que Ud. deberá comenzar a utilizarlos en el mes de febrero 2008 y la ciudad, por sus peculiares tiempos administrativos, no querrá dárselos hasta abril. Para lograr realizar sin tropiezos la edición 2007, por ejemplo, se hicieron previsiones económicas que comenzaron a tramitarse en el mes de octubre 2006. Pero para repetir esa experiencia hay que tener en cuenta dos variantes importantes: en primer término, éste fue un año electoral y esa circunstancia acelera sorprendentemente todas las voluntades; en segundo término, Ud. aún no está.
Es para compartir todas estas inquietudes que me pareció pertinente comunicarme con Ud. Lo hago a título estrictamente personal, aunque sospecho que no soy el único preocupado de su área. Por eso prefiero escribirle ahora, ya que cuando se revele el misterio de su identidad seguramente estará Ud. muy ocupado.
Cordialmente,Fernando Martín Peña
Como antes, les dejo con la carta:
Estimado señor o señora,Quizá le sorprenda recibir la presente antes de ser designado por las autoridades electas, pero más me sorprende a mí no saber aún quién es usted. Admito que, como contratado de su ministerio, el enigma que rodea a su persona ha resultado ser un eficaz pasatiempo que nos mantiene entretenidos formulando pronósticos y traficando rumores. Pero al mismo tiempo, permítame confesarle que, como ciudadano, estoy asustadísimo. El tiempo dirá si su ausencia equivale a la ausencia de una política cultural, o si ésta existe y nadie se anima todavía a asumir la responsabilidad de llevarla a la práctica.
Debo decirle que desde noviembre 2004 soy el director artístico del Buenos Aires Festival Internacional de Cine Independiente (BAFICI), evento de su Ministerio que es considerado el más importante de su tipo en Latinoamérica. Le aclaro que puedo asegurar esto sin pecar de inmodesto porque esa valoración fue lograda y consolidada por las gestiones precedentes. Lo que hicimos luego fue mantenerla, pese a los cambios institucionales, a las sucesivas complicaciones logísticas, a la debilidad estructural de un evento que todavía no está protegido por ley alguna y a los vaivenes del apoyo del Instituto Nacional de Cine y Artes Audiovisuales.
Le cuento todo ésto porque el BAFICI es el motivo de la presente. Para llevarlo a cabo estoy contratado, como la mayor parte de mi equipo, hasta el mes de diciembre y, como el evento tiene lugar en abril, es evidente que su futuro es incierto. Hace unos meses tuvimos un par de conversaciones con el Sr. Ignacio Liprandi, que aparentemente representaba a las autoridades electas y nos ofreció continuar, pero dichas conversaciones fueron más informativas que concluyentes. Varios temas importantes quedaron pendientes y luego no volvimos a saber de él, por lo que nuestra impresión de incertidumbre se incrementó. Después nos llamaron de parte del señor Rodríguez Felder, que aparentemente representaba a las autoridades electas, y nuevamente nos ofrecieron continuar pero quien no continuó fue Rodríguez Felder.
El problema es que a esta altura del año se hace necesario tomar algunas decisiones básicas que dependen de su voluntad política, como por ejemplo si se hará el décimo BAFICI o no. Nosotros venimos trabajando desde mayo sobre la primera hipótesis, pero la decisión es suya, así como el presupuesto real que se le asignará y que quizá no tenga nada que ver con nuestras proyecciones, basadas en las cifras de las ediciones previas. Antes de que se entere por terceros, déjeme decirle que el BAFICI no proporciona rédito económico alguno, ya que el precio de la entrada no está en relación con el costo del evento. Si el BAFICI fuera económicamente rentable, hace años que sería un evento privado y de acceso mucho más restringido. Hemos trabajado con la convicción de que su principal rédito es cultural y reside en el hecho de acercar al público de la ciudad una muestra representativa de lo mucho que se produce durante el año y que los circuitos privados de nuestro país no quieren ni pueden contener. Seguramente el BAFICI no es suficiente para mejorar de manera definitiva la cultura audiovisual de una ciudad como la nuestra pero, hasta la fecha, es lo mejor que ha desarrollado su ministerio en la materia. Si le parece, otro día podemos charlar sobre la utilidad de que la ciudad tenga un circuito de salas propias, siempre y cuando Ud. no considere que, como ya nos han dicho otros allegados a las autoridades electas, "gastar más dinero en cultura sería obsceno".
Con todas estas consideraciones en cuenta y suponiendo que Ud. quiera seguir adelante con la décima edición del BAFICI (con o sin nuestra planificación) le espera a Ud. un problema aún más complejo porque implica a la burocracia administrativa de la ciudad: cómo disponer de los fondos necesarios en tiempo y forma para preproducir semejante evento, dado que Ud. deberá comenzar a utilizarlos en el mes de febrero 2008 y la ciudad, por sus peculiares tiempos administrativos, no querrá dárselos hasta abril. Para lograr realizar sin tropiezos la edición 2007, por ejemplo, se hicieron previsiones económicas que comenzaron a tramitarse en el mes de octubre 2006. Pero para repetir esa experiencia hay que tener en cuenta dos variantes importantes: en primer término, éste fue un año electoral y esa circunstancia acelera sorprendentemente todas las voluntades; en segundo término, Ud. aún no está.
Es para compartir todas estas inquietudes que me pareció pertinente comunicarme con Ud. Lo hago a título estrictamente personal, aunque sospecho que no soy el único preocupado de su área. Por eso prefiero escribirle ahora, ya que cuando se revele el misterio de su identidad seguramente estará Ud. muy ocupado.
Cordialmente,Fernando Martín Peña
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