viernes, septiembre 26, 2008
Jack el destripador
Nadie es ajeno a la moda retro que poco a poco se está volviendo masiva y por cuya causa probablemente quede fuera de moda.
Los kioskos se suman.
Por la Facultad de Filosofía y Letras, en la calle Puán, hay varios kioskos.
En uno:
- Hola, ¿cuánto está el Cepita?
- $1.50, el Baggio está $1.40
- Bueno, pero llevo el Cepita, tiene un toque nostálgico
- ¿Sabés que muchos chicos están pidiendo golosinas de la infancia? Por eso me hice traer los Dorins, los Jack y otros más
- Claro, las yapas, los baby doll, sí, está de moda. Bueno, gracias, chau.
Hasta acá la gratificante sensación de que aquellos gustos que marcaron la niñez vuelvan a estar disponibles, no sólo para nosotros sino para la niñez de otros chicos. Y encima, cierto orgullo por sentir que el mismo consumidor demandó esto.
Otro día, otro kiosko en la misma cuadra que se sumó la golosina-retro
- Mmm, a ver, esperá que busco a ver si me compro algo más
- ...
- ¿Cuánto está el Jack?
- $2.40
- ............ Bueno, llevo sólo el jugo Cepita, gracias.
Me destripó el corazón. Primero, la subida vertical hacia la gloriosa sensación de sentir ese gusto, de tener ese muñequito. Para, en seguida, caer en picada y darme la cara contra el cordón de la vereda.
Y el problema es éste. Traen el recuerdo con esos chocolatines. Pero ese recuerdo, en nosotros, viene asociado a la idea de centavos. La misma palabra chocolatín está asociada a los centavos, a lo que te comprás con un vuelto que sobró, a esas monedas que de chico son tan preciadas. Un chocolatín no puede superar el peso, el cual ya es territorio del chocolate.
Entonces, con toda esa carga de sentido en la que un producto, una palabra está tan asociada a un momento, a un elemento metálico, a miles de sensaciones, vamos a preguntar el precio. Con la respuesta, nuestro referente quiebra su relación con esos sentidos. Y vuelve el sentimiento de nostalgia que antes había sido eliminado por la real existencia del producto, pero esta vez cargado de rechazo y bronca.
Los kioskos se suman.
Por la Facultad de Filosofía y Letras, en la calle Puán, hay varios kioskos.
En uno:
- Hola, ¿cuánto está el Cepita?
- $1.50, el Baggio está $1.40
- Bueno, pero llevo el Cepita, tiene un toque nostálgico
- ¿Sabés que muchos chicos están pidiendo golosinas de la infancia? Por eso me hice traer los Dorins, los Jack y otros más
- Claro, las yapas, los baby doll, sí, está de moda. Bueno, gracias, chau.
Hasta acá la gratificante sensación de que aquellos gustos que marcaron la niñez vuelvan a estar disponibles, no sólo para nosotros sino para la niñez de otros chicos. Y encima, cierto orgullo por sentir que el mismo consumidor demandó esto.
Otro día, otro kiosko en la misma cuadra que se sumó la golosina-retro
- Mmm, a ver, esperá que busco a ver si me compro algo más
- ...
- ¿Cuánto está el Jack?
- $2.40
- ............ Bueno, llevo sólo el jugo Cepita, gracias.
Me destripó el corazón. Primero, la subida vertical hacia la gloriosa sensación de sentir ese gusto, de tener ese muñequito. Para, en seguida, caer en picada y darme la cara contra el cordón de la vereda.
Y el problema es éste. Traen el recuerdo con esos chocolatines. Pero ese recuerdo, en nosotros, viene asociado a la idea de centavos. La misma palabra chocolatín está asociada a los centavos, a lo que te comprás con un vuelto que sobró, a esas monedas que de chico son tan preciadas. Un chocolatín no puede superar el peso, el cual ya es territorio del chocolate.
Entonces, con toda esa carga de sentido en la que un producto, una palabra está tan asociada a un momento, a un elemento metálico, a miles de sensaciones, vamos a preguntar el precio. Con la respuesta, nuestro referente quiebra su relación con esos sentidos. Y vuelve el sentimiento de nostalgia que antes había sido eliminado por la real existencia del producto, pero esta vez cargado de rechazo y bronca.
Comentarios:
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14 g de chocolate y 20 centavos de plástico con forma de simpson no valen $2,40.
Son los kiosqueros que se aprovechan de nostalgias ajenas.
Ahora me dieron ganas de que vuelvan los chocolatines con cuentitos. Pero esos sí que sólo existen en mi recuerdo.
Son los kiosqueros que se aprovechan de nostalgias ajenas.
Ahora me dieron ganas de que vuelvan los chocolatines con cuentitos. Pero esos sí que sólo existen en mi recuerdo.
Tengo que pasarte un fragmento de mi nueva novela en la que hablo un poco de este asunto. Pero me lo tomo más en joda...
sabes cuales valen los 2.40 los jack que tienen superheroes dentro... esos valen hasta el ultimo centavo.
juampa.-
juampa.-
Ioni, Buscando una data, repase mails vieeeejos de futurospulitzer y encontre un mail tuyo haciendo referencia a los Jack!!!
A que se debe la obsesion con esos ataudes de chocolate con muñequitos adentro??? Me parecio curioso el hallazgo...
Un abrazo grande,
Cata
"Hola a todos, me parece que es hora de empezar las discusiones en torno al trabajo de Fernando.
Si alguien tiene alguna idea, desembuche.
Acá les va una:
Deschave en la exposición de Niní Marshall
Mirtha Legrand tendría 80 años
En una foto fechada en los ´40 aparece con
Niní. Tenía al menos 20 años.
En una foto de la muestra de Niní Marshall realizada en el Centro Cultural Recoleta, fechada en los años 40, la actriz Mirtha Legrand aparece, junto a su melliza, con Niní Marshall. Si Niní cumple 100 años, Legrand debería andar por los 80 con generosidad. ¿Termina una leyenda unrbana?
IONATHAN
En serio, empiezen a discutir.
Y si alguien pone esto le regalo un chocolate Jack de colección.
PD: Marshall = Plan Marshall???.
suerte."
A que se debe la obsesion con esos ataudes de chocolate con muñequitos adentro??? Me parecio curioso el hallazgo...
Un abrazo grande,
Cata
"Hola a todos, me parece que es hora de empezar las discusiones en torno al trabajo de Fernando.
Si alguien tiene alguna idea, desembuche.
Acá les va una:
Deschave en la exposición de Niní Marshall
Mirtha Legrand tendría 80 años
En una foto fechada en los ´40 aparece con
Niní. Tenía al menos 20 años.
En una foto de la muestra de Niní Marshall realizada en el Centro Cultural Recoleta, fechada en los años 40, la actriz Mirtha Legrand aparece, junto a su melliza, con Niní Marshall. Si Niní cumple 100 años, Legrand debería andar por los 80 con generosidad. ¿Termina una leyenda unrbana?
IONATHAN
En serio, empiezen a discutir.
Y si alguien pone esto le regalo un chocolate Jack de colección.
PD: Marshall = Plan Marshall???.
suerte."
Igual, es una mentira. Por ejemplo, las lincoln, que de chiquito me copaban, las mojaba en el té (Sí, tomaba té!), ahora las hacen muyyy diferentes. No es lo mismo, pero aún así, cada tanto me compro un paquete y hago como que son iguales. Suponogo que son más fuertes las ganas de infancia, motivo por el cual cobran lo que cobran por golosinas "Vintage" (en palemro las deben llamar así) y por el cual pagamos de buena gana.
El valor agregado del postaylorismo que le dicen.
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El valor agregado del postaylorismo que le dicen.
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