jueves, abril 29, 2010

 

El offside que no fue tan así. Las encuestas que no son tan asá.

Hasta el día de hoy había una cosa clara: Felipe Solá había estado jugando a la pelota con sus compañeros del PJ disidente, tranquilo, tocándola, pasándola para un lado, para el otro... De vez en cuando se veían algunas demostraciones de habilidad. Adolfo y Alberto Rodriguez Saá se lucieron con rabonas deluxe-wifi e hicieron la clásica jugada de los hermanos Korioto, saltando con ayuda del palo. Reutemann se desempeñó dentro de todo bien en el arco, atajando pelotas de todos lados, excepto cuando se tenía que tirar demasiado. Romero y Das Neves son una defensa normal, sin mucho brillo. Duhalde, el enganche y armador del equipo, sigue siendo el jugador estrella y hace lo que mejor sabe hacer: mete caño tras caño. Solá, pescador en el área contraria, de vez en cuando metía un cabezazo, pero el equipo no encontraba el gol.

 Los Rodriguez Saá a punto de realizar su jugada estelar.

Es quizás en la jugada más clara, aquella en la que el equipo iba a lograr el tanto, en la que todo se vino abajo. Duhalde hizo lo que tenía que hacer, metió un pase super espectacular por abajo hacia el área grande, pero Solá, más por impericia que por culpa de los contrarios, quedó en offside. Un offside muy evidente. Botellas, vidrios, petardos, boleadoras... de todo cayó sobre el delantero que tuvo que ser retirado con custodia policial, llorando bajo los escudos.
Todo esto estaba claro hasta hoy. Clarín publicó la mala jugada de esta forma: "Solá anticipó que se presentará por afuera de las internas del PJ". La nota explicaba que, junto a sus compañeros de equipo, había decidido que no estaban las garantías con esta ley electoral y que decidían presentarse por afuera en bloque.
Todos lo negaron. Das Neves dijo que no se abría de la interna. Duhalde afirmó que iban a la interna y que ahí le iban a ganar a Kirchner. Todo el batallón estaba dispuesto para dar pelea en una arena común y, en este tipo de encuentros, no presentarse equivale a perder. Es humillante, es irse con la cola entre las piernas, es haber engañado a todos. Hay gente que se suicida por menos que eso y Duhalde vaticinó que el gallina no iba a ser él, cuando el 7 de abril dijo que Kirchner iba a intentar evadir la interna porque no puede competir, porque no tiene chances.


Hasta hoy. Algo pasó, algo que al poner en la balanza el hecho de quedar como un gallina y el hecho de efectivamente poder ganar una interna haga que las chances se inclinen para el lado de esta última opción. Duhalde dijo hoy que si la coalición justicialista que se conforma es la del Frente Para la Victoria, no cree que sea factible participar en la interna.
El offside deja de ser offside cuando alguien, por razones oscuras hasta el momento, establece una nueva línea, un nuevo eje. Así que ahora, si no están dadas las condiciones, Duhalde no va a participar de la interna. Decir eso significa una sola cosa para mí: en el fondo, se dieron cuenta de que no van a ganar la interna. Nadie hace una jugada como esta de cara a una elección a menos que sea para poder presentarse a la elección.
Y uno podría pensar que esta decisión tiene un costo político amplio. Pero no en este país ni en estos tiempos. Las frases se desvanecen luego de unos días. Apuesto a que nadie recuerda casi nada de lo que dijo ningún político en los últimos meses. El tiempo, en un muy corto plazo, lo cura todo y sólo las frases más extravagantes se mantienen en la memoria. Ni siquiera tienen que preocuparse de presentar plataformas políticas, discutir temas clave ni ganarse la simpatía de una fracción de cierto electorado a través de la exposición de las propias ideas. La gente vota por tradición, por efecto de exposición pública, por afiliación o por sentido común. Y no es problema de la gente, sino de las pocas oportunidades que existen para ver o escuchar las ideas concretas sobre ciertos temas de los políticos. Menos que menos un debate televisivo en vivo.
Así que por ahora la perspectiva es que, pase lo que pase, vamos a tener varios peronistas como candidatos ya que, de comprobar que no pueden ganar una interna, se abrirían. Y no perderían votos en el intento.


En otro lugar de Ciudad Gótica, salió el resultado de una encuesta de Julio Aurelio que marca que Macri le gana a Kirchner en intención de voto. Claro, si uno lee un poco más se da cuenta que la encuesta era sólo del área metropolitana de Buenos Aires (sea lo que sea que signifique eso) y que se le hizo a 2000 personas. Si consideramos que en 2001 la población de esta zona era de 12 millones de personas, podríamos decir que esta encuesta no es muy significativa. Podríamos decir que estaríamos más seguros relevando la intención de voto de Wally y no de todo el mundo que lo rodea.

 Wally votaría al partido verde.
Lo único realmente interesante de esa encuesta es que Kirchner parece tener más votos de los que uno creía en esta zona, que incluye la ciudad de Buenos Aires, donde el voto peronista a veces es esquivo.


Las mediciones siguen dando a Kirchner primero a nivel nacional, con un 23% en promedio. La pregunta, todavía, es si eso y lo que sume en este tiempo le va a alcanzar para ganar en primera vuelta o si existirá un candidato opositor que nuclee suficientes votos como para pelear un ballotage.


Todavía falta bastante. El próximo punto de inflexión sobre la imagen del gobierno creo que la va a dar la decisión que se tome sobre el corte en Gualeguaychú, contra la pastera Botnia.


Hasta la próxima.

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