The Rise And Fall Of The Bolchevique Superstar

Hasta el día de hoy había una cosa clara: Felipe Solá había estado jugando a la pelota con sus compañeros del PJ disidente, tranquilo, tocándola, pasándola para un lado, para el otro... De vez en cuando se veían algunas demostraciones de habilidad. Adolfo y Alberto Rodriguez Saá se lucieron con rabonas deluxe-wifi e hicieron la clásica jugada de los hermanos Korioto, saltando con ayuda del palo. Reutemann se desempeñó dentro de todo bien en el arco, atajando pelotas de todos lados, excepto cuando se tenía que tirar demasiado. Romero y Das Neves son una defensa normal, sin mucho brillo. Duhalde, el enganche y armador del equipo, sigue siendo el jugador estrella y hace lo que mejor sabe hacer: mete caño tras caño. Solá, pescador en el área contraria, de vez en cuando metía un cabezazo, pero el equipo no encontraba el gol.

Es quizás en la jugada más clara, aquella en la que el equipo iba a lograr el tanto, en la que todo se vino abajo. Duhalde hizo lo que tenía que hacer, metió un pase super espectacular por abajo hacia el área grande, pero Solá, más por impericia que por culpa de los contrarios, quedó en offside. Un offside muy evidente. Botellas, vidrios, petardos, boleadoras... de todo cayó sobre el delantero que tuvo que ser retirado con custodia policial, llorando bajo los escudos.
Todo esto estaba claro hasta hoy. Clarín publicó la mala jugada de esta forma: "Solá anticipó que se presentará por afuera de las internas del PJ". La nota explicaba que, junto a sus compañeros de equipo, había decidido que no estaban las garantías con esta ley electoral y que decidían presentarse por afuera en bloque.
Todos lo negaron. Das Neves dijo que no se abría de la interna. Duhalde afirmó que iban a la interna y que ahí le iban a ganar a Kirchner. Todo el batallón estaba dispuesto para dar pelea en una arena común y, en este tipo de encuentros, no presentarse equivale a perder. Es humillante, es irse con la cola entre las piernas, es haber engañado a todos. Hay gente que se suicida por menos que eso y Duhalde vaticinó que el gallina no iba a ser él, cuando el 7 de abril dijo que Kirchner iba a intentar evadir la interna porque no puede competir, porque no tiene chances.


Hasta hoy. Algo pasó, algo que al poner en la balanza el hecho de quedar como un gallina y el hecho de efectivamente poder ganar una interna haga que las chances se inclinen para el lado de esta última opción. Duhalde dijo hoy que si la coalición justicialista que se conforma es la del Frente Para la Victoria, no cree que sea factible participar en la interna.
El offside deja de ser offside cuando alguien, por razones oscuras hasta el momento, establece una nueva línea, un nuevo eje. Así que ahora, si no están dadas las condiciones, Duhalde no va a participar de la interna. Decir eso significa una sola cosa para mí: en el fondo, se dieron cuenta de que no van a ganar la interna. Nadie hace una jugada como esta de cara a una elección a menos que sea para poder presentarse a la elección.
Y uno podría pensar que esta decisión tiene un costo político amplio. Pero no en este país ni en estos tiempos. Las frases se desvanecen luego de unos días. Apuesto a que nadie recuerda casi nada de lo que dijo ningún político en los últimos meses. El tiempo, en un muy corto plazo, lo cura todo y sólo las frases más extravagantes se mantienen en la memoria. Ni siquiera tienen que preocuparse de presentar plataformas políticas, discutir temas clave ni ganarse la simpatía de una fracción de cierto electorado a través de la exposición de las propias ideas. La gente vota por tradición, por efecto de exposición pública, por afiliación o por sentido común. Y no es problema de la gente, sino de las pocas oportunidades que existen para ver o escuchar las ideas concretas sobre ciertos temas de los políticos. Menos que menos un debate televisivo en vivo.
Así que por ahora la perspectiva es que, pase lo que pase, vamos a tener varios peronistas como candidatos ya que, de comprobar que no pueden ganar una interna, se abrirían. Y no perderían votos en el intento.


En otro lugar de Ciudad Gótica, salió el resultado de una encuesta de Julio Aurelio que marca que Macri le gana a Kirchner en intención de voto. Claro, si uno lee un poco más se da cuenta que la encuesta era sólo del área metropolitana de Buenos Aires (sea lo que sea que signifique eso) y que se le hizo a 2000 personas. Si consideramos que en 2001 la población de esta zona era de 12 millones de personas, podríamos decir que esta encuesta no es muy significativa. Podríamos decir que estaríamos más seguros relevando la intención de voto de Wally y no de todo el mundo que lo rodea.

Lo único realmente interesante de esa encuesta es que Kirchner parece tener más votos de los que uno creía en esta zona, que incluye la ciudad de Buenos Aires, donde el voto peronista a veces es esquivo.


Las mediciones siguen dando a Kirchner primero a nivel nacional, con un 23% en promedio. La pregunta, todavía, es si eso y lo que sume en este tiempo le va a alcanzar para ganar en primera vuelta o si existirá un candidato opositor que nuclee suficientes votos como para pelear un ballotage.


Todavía falta bastante. El próximo punto de inflexión sobre la imagen del gobierno creo que la va a dar la decisión que se tome sobre el corte en Gualeguaychú, contra la pastera Botnia.


Hasta la próxima.

Etiquetas: Elecciones 2011 Duhalde Solá Kirchner

Fuego.

Algunos arqueólogos explican que el hombre utilizó el fuego allá cuando el Homo Erectus se convertía en el primer homínido turista que salía de África para encontrarse con todo un mundo por conquistar, 1,5 millón de años atrás. ¿Tanto tiempo pasó? Un pestañar de ojos y ya estamos aquí y ahora con todo el pasado encapsulado en un milisegundo de reacción cerebral que nos permite remontarnos a cualquier lugar, a cualquier velocidad, en cualquier lugar del tiempo. Al Homo Erectus (o sus variantes de Ergaster) le llevó 1 millón de años poder realmente "controlar" ese fuego. Otro pestañeo en la historia de la humanidad.
Una mañana, hace un aproximadamente un mes, me desperté en mi cama como si todos estos millones de años hubiesen pertenecido a un sueño borroso, una historia enorme pero de milésimas de segundos que llegaba hasta mí, y probablemente continuara su camino. Por supuesto, en ese momento no me avivé de ello y es por eso que cuando me despertaron los ruidos de voces a través de handys como los que usa la policía y cuando abrí la persiana de mi cuarto en un primer piso de Palermo, en aquella épica madrugada, sólo atiné a paralizarme por un minuto y luego a ponerme ropa decente frente a la horrible imagen de dos coches de bomberos, una ambulancia y dos patrulleros que estaban rodeados de mucha gente que miraba exactamente hacia mi edificio. Y yo estaba adentro.

Ahora viene la parte en la cual el lector se decepciona y se siente traicionado ya que a semejante introducción le debería corresponder un nudo y desenlace magestuosamente trágico. Pues no. El incidente era en mi edificio pero en el piso 18. Pero de eso me enteré después. Antes había abierto la puerta del departamento y me había encontrado con bomberos bajando la escalera y una manguera inconmnesurable que bajaba verticalemente por ese agujero vertiginoso que tienen todas las escalas. Bajé a la calle y crucé a la vereda de enfrente. Ahora yo miraba hacia mi edificio y, practicamente, no veía nada que valiera la pena mirar. Ni humo, ni fuego. Nada. Rápidamente encontré a una señora que, por el nivel de indignación y por la cara de asustada que tenía su hija, parecía tener alguna conexión cercana con el hecho.
-¡Vamos a juntar firmas para que la echen a esa pelotuda!
-¿Qué pasó?- pregunté
-¡La tarada del 18 que siempre llega borracha o drogada a su casa a las 7 de la mañana y se pone a cocinar! Parece que esta vez puso unas tostadas y se quedó dormida. Y me despierta a mí y a los chicos y nosotros tenemos que ir a trabajar.
La que hablaba era la vecina del piso de arriba a quien le llegó todo el humo de una cocina que se quemaba.
-Entramos y la tarada estaba dormida ahí, entre todo el humo, asfixiándose.
Rápidamente otras señoras confirmaron que aquella chica era un inquilino indeseable. De repente, el lugar se convirtió en una arena para planear una caza de brujas, comandada por señoras que habían sido sacadas de su living mientras desayunaban leyendo el diario. ¡Y algunas de ellas todavía estaban en bata, paseándose por la calle y el hall de entrada!  Era una imagen demasiado fuerte. Volví a mi departamento, subiendo unas escaleras que apestaban a humo, y me acosté otra vez, para completar algunas horas más de sueño. La ambulancia, las patrullas y los bomberos ya se habían ido.
Así que, ¿realmente hemos conseguido "domar" el fuego? ¿Es la palabra correcta o deberíamos decir "negociar", "coordinar" o incluso "atrapar"? No importa, una distracción, unos ojos cansados, pueden convertir en un infierno todo el lugar en cuestión de minutos.

Lo cual nos lleva a otra anécdota. Dos días atrás estaba leyendo en mi cama como suelo hacer cada noche antes de dormir, con un velador como cualquier otro. El aparato ya se venía quejando y me lo manifestaba haciendo que la lamparita tintineara por momentos. Yo lo arreglaba moviendo el cable. Hace dos noches el velador, apoyado entre muchos, muchos papeles y libros y demás porquerías, decidió rebelarse, dejarse la cresta y mandar todo al carajo. El ruido fue lo primero. Psst, tssst. Luego, ver que del interruptor salían chispas. Finalmente, el olor a plástico y cables quemados que se expandió por toda la habitación. Rápidamente, al grito de "¡mierda, no!" apagué la luz apretando el botón y me quedé sentado en la oscuridad, calmándome, viendo que no pasara nada y aspirando el horripilante humo.

¡Yo era la tarada del piso 18! Podía perfectamente haberme quedado dormido, con el libro semi caído y el señalador en cualquier hoja y haber dejado que las chispas se agrandaran, los cables se prendieran fuego y que toda la habitación ardiera en llamas de literatura y apuntes, muchos apuntes, de la facultad. Así que estos días han sido de gran iluminación para el aprendizaje a través de aquello que algunos dan en llamar "experiencias de vida".

¿Qué tiene que ver todo esto con la carrera electoral del 2011? Creo que nada. El fuego es un elemento necesario para hacer nuestras ya comentadas pizzas, pero ¿no estaríamos llevando la metáfora demasiado lejos? Eso sería jugarles con trampa y a ustedes, queridos lectores, nunca les haría una cosas así.
Lo cierto es que necesitaba algo sobre lo que hablar ya que, a diferencia de lo que dije hace unos días, las internas no se realizarán sino hasta 60 días antes de la elección. O sea, agosto del 2011. Y para ello falta mucho, muchísimo. Esto, sin embargo, no apacigua a nuestra fieras políticas y, mucho menos, a las huestes del periodismo que quieren saber, indagar, extirpar algunos detalles más sobre el panorama electoral. Y en eso estamos, amigos. En eso estamos.

En el relato anterior me había salteado a Hermes Binner (gob. Santa Fé) y a Mario Das Neves (gob. Chubut). Este último es uno de los candidatos más claros. Pero, por supuesto, no puede postularse solo y estableció una especie de búnker en la Casa de Chubut, en la Ciudad de Buenos Aires, para reunirse con políticos como De Narváez y Reutemann. El "Lole" parece estar una situación de indefinición tal que está provocando toda clase de conjeturas. Joaquín Morales Solá ató cabos desde diferentes fuentes y escribió una nota que salió en la tapa del diario La Nación, el domingo 4 de abril.

Hay una sensación que me parece que queda con todo esto y que no es la que quiero dar: que Kirchner no va a ganar las elecciones. Todo lo contrario. Creo que, de presentarse, Kirchner todavía es el que más chances tiene de ser el próximo Presidente. Pueden decir que su imagen está dañada, pero cuando llegue el momento de mover gente a las urnas él va a mover gente con letras mayúsculas. Claro está, si logra conservar el piso de apoyo de intendentes y gobernadores. Y sobre todo, de gente como Moyano y los gremios que, fácilmente, pueden acercarse a personas como Duhalde.
Justamente Duhalde es el que más ruido está haciendo ultimamente. Cada día sale con frases impactantes. Está seguro que le va a ganar a Kirchner, que De Narváez no puede ser Presidente y que, como dijo en una entrevista a Clarín, si K pone a Scioli (y si lo hace es porque K sabe que va a perder) él le va a hacer frente también. Lo que se dice un hombre decidido, eufórico, que no le tiene miedo a rechinar los dientes. Eso o nueva merca para probar. Pero no, no. La política es la madre de las adicciones para esta gente.

Macri va a salir a recorrer el país y Morales y Sanz, del radicalismo, siguen siendo tan desconocidos para la gente como hace una semana atrás. Pero queda mucho tiempo y nadie quiere quemarse de antemano. Quemarse... de casualidad volvimos a nuestro primer tema. A falta de sentido metafórico, al menos nos va a servir en un sentido estético, para darle esa sensación de circularidad, de cierre bonito con broche de oro, a estos escritos desordenados.

Hay veces en los que uno decide probar cosas nuevas. Por ejemplo, amasar pizzas. Existe una sensación de poder en el hecho de saber que, de ser necesario y con los elementos justos, uno puede alimentarse a sí mismo sin tener que depender de parte del circuito comercial.
El punto que me interesa de este proceso es el amasado. La harina, una vez que se vuelve esponjosa, tiene la extraña propiedad de aglutinarse a sí misma, separarse y volverse a unir. Exactamente como el T1000 de Terminator II. Uno puede destruirla en muchos bollitos separados pero siempre pueden volver a ser todos una masa original. O bien, se pueden armar varios pedazos de masa para luego hacer 3 o 4 pizzas. No es el procedimiento ortodoxo pero podría hacerse. Luego se eleva, se hornea, se condimenta, se come y se digiere, pero esa es otra historia.








Masa.